jueves, 16 de abril de 2009

Semana emblemática



Hoy viernes, si tu cuerpo aún acompañara mi recuerdo y mi querer, tendrías ya 85 años cumplidos, y empezarías a caminar a los 86, como te gustaba decir.

Sigo sintiendo tu presencia a mi alrededor no sólo cuando veo tus fotos o en los momentos en que converso con la familia sobre ti, sino sobre todo cuando siento este calorcito especial al pensarte y al recordarte como ahora, abuelito querido.

Mi recuerdo sobre ti siempre estará teñido de verde selva, de una sonrisa infinitamente luminosa y de unas manos trabajadoras que siempre me animaron a continuar.

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El jueves por la noche ha sido un sueño: luego de casi 3 años de idas y venidas, logré -por fin!- retomar mi espacio. Volví a la universidad y aunque haya sido por tiempo limitado, volví a sentirme viva al ser parte nuevamente de ponencias novedosas e interesantes, de debates apasionados y de lo anecdótico de revivir el viaje interprovincial que significa mi regreso a casa.

Estaba recién llegando al paradero cuando de pronto apareció el mítico bus público que transita una vez a las quinientas por la avenida principal. Aquel único bus que luego de dos horas clavadas me deja a 2 cuadras y media de mi hogar.

El otrora bus-estudio, espacio en el cual durante los 6 años de mi vida universitaria me peleé con los filósofos antiguos y contemporáneos, donde leí por primera vez sobre teorías de la comunicación, donde intentaba repasar las lecciones de las clases, a la vez que dormía las siestas pendientes, e intentaba comer algo entre viaje y viaje.

En resumidas cuentas, vivía en el bus, y este jueves reviví todo eso: me volví a sentar en el asiento de copiloto y disfruté cual niña chica que por primera vez se sube al gusanito. Como lo hacía antes, aprecié cada calle de la ciudad, repasé el recorrido con suma atención, imaginando historias detrás de cada persona que veía caminando o parada en las aceras; jugarreteaba con las luces de los faroles y achinaba los ojos para ver cómo cambiaba mi enfoque de dichas luces y me regocijaba en ello.

A fin de cuentas fue todo un disfrute, un placer al que ahora tengo muy poco acceso, razón por la cual mi sensación de satisfacción y de felicidad es aún mayor.

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Lunes. 4ta semana. // Miércoles. Un mes calendario.

El primer aniversario del cambio.

No celebro que te hayas ido o que te haya pedido que te fueras.

Recuerdo con satisfacción que hace un mes exactamente decidí por cuenta propia el irme para no volver.

Recuerdo con alegría que finalmente me di la opotunidad de dejar que el cambio llegara a mi y tuve la valentía de manejarlo hasta hoy... hasta mañana... hasta siempre.


Soundtrack de esta semana: La siempre-viva Cher instándome a vivir mejor y liberada, dicendome que soy Strong enough.





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