martes, 11 de agosto de 2009

Trabajando desde casa


Hace unos meses tanto por decisión propia como por los azarosos recovecos que da la vida, me fui convirtiendo en consultora independiente. He venido avanzando sin pausa pero sin prisa en esto de irse perfilando como "independiente" pero... qué ha traido este cambio consigo?


Hoy he estado pensando mucho en eso, y quiero hacer, a manera de balance, un listado de los típicos pro y contras que encuentro en esta modalidad de trabajo:



Pro1: Eres tu propio jefe, nadie más que tú mismo tomas las decisiones de qué trabajos hacer y cuáles no. Creo que eso es suficiente para que cualquier mortal sea muy pero muy feliz.
Con1: Si tu red de contactos no es tan influyente y/o no te conocen lo suficiente, las propuestas de chamba demoran en llegar y tu paciencia y buen humor pueden flaquear.



Pro2: Te posicionas entre tu círculo laboral como el especialista en el tema en que trabajas, lo cual es favorable para ganar experiencia, generar más contactos y por ende, continuar con consultorías de ese tipo.
Con2: Si no conoces tanto el tema o ciertos matices del tema, pues a la fuerza deberás hacerlo. Habrás de convertirte en autodidacta -lo cual no es tan con- ya que eres "el consultor" por lo que se espera que cuando te hagan consultas-preguntas tu las respondas siempre con solvencia.


Pro3: Manejas tu tiempo, tu agenda, tus horarios y prioridades. Puedes empezar tu jornada laboral a las 5am, parar a las 10am para un desayunito con tu familia o tus amigas y retomar la chamba a las 3pm si te da la gana, pero siempre cumpliendo ya que trabajas por productos.
Con3: Si, como yo, tienes problemas en manejar tus tiempos, las amanecidas serán constantes y las bolsas debajo de tus ojos crecerán de manera directamente proporcional al incremento de esos espacios de ocio que ahora te permites.


Pro4: Cuando recién empiezas puedes ahorrar en algunos gastos operativos: no alquilas oficina ya que usas algún espacio de tu casa, ya sea un estudio o tu propia habitación; usas el teléfono y el internet de la casa que ya estás pagando, etc.
Con4: Pese a que dicha habitación es grande y has podido dividir ciertos espacios, cuando menos te des cuenta, la habitación empezará a verse invadida por documentos laborales que ya no sabes dónde colocar. Y luego nunca falta algún familiar -las abuelas son expertas en esto- en quedarse prendido al teléfono de casa y tienes que lidiar con ellos para hacer tus llamadas, un lío! En conclusión, debes invertir en tu propio espacio pero ya!

Pro5: Como te quedas en tu casa-oficina, ahorras tiempo y dinero en traslados y pasajes, así como en comer fuera. Bonus track: tu mamá o tu abuela te empieza a engreir sirviéndote sus mejores manjares a la hora debida, un sueño.
Cons5: Como te quedas en casa y literalmente tienes que movilizarte con tu oficina andando o te compras un carro o andas sólo en taxi, las combis son impensables, con lo que tu visión de ahorro queda totalmente descartada. Y es cierto, la comida caliente con sabor a casa puede ser super, siempre y cuando sea lo que te gusta, no como hoy, que me embutieron a comer patita con maní, el único plato de comida que NO me gusta y ni modo, no se le puede decir que no a la abuelita, sino otro lío.


Pro 6: Pasas más tiempo en casa y en tu ciudad, algo que tu familia y amigos te habían pedido a gritos y que ahora disfrutas mucho.
Con 6: Cierto, pasas más tiempo con ellos, lo que puede quitarte tiempo para ti! Si los límites no están bien definidos vas a tener a tu madre pidiéndote que te pares de la computadora para que cocines o tiendas la ropa; o a tus amigos pidiéndote irte de viaje cuando ellos tienen vacaciones mientras tú tienes un producto enorme pendiente aún super verde.


El balance está a la par, creo que los cons se pueden manejar siempre y cuando la persona tenga disposición, orden y disciplina. Personalmente tengo una de tres, las dos últimas son virtudes que me está costando cultivar pero que, dentro de este proceso de reajuste personal, no me vienen nada mal.


*ACTUALIZACIÓN:
Jueves 13 de Agosto del 2009, 2:00am.

No hace mucho acabo de llegar a casa y encontré este regalo de mi madre, con una nota: Bienvenida al club.

Ella no sabía, hasta hoy, de la existencia de este espacio, pero se nota que estamos conectadas. Con este presente está colaborando con la inauguración de mi oficina.

Díganme si no es lindo el organizador!

Te adoro, mami... mil gracias por tanto y por todo!!!


lunes, 3 de agosto de 2009

Nuestras manos


He de admitir que tengo una fijación y no es sólo física ni sexual, sino también emocional y espiritual: me encantan las manos... observar los dedos largos, las uñas pulcramente recortadas, los pliegues de los nudillos arrugaditos... sentir la piel de las manos a veces suave, otras tersa, otras tensa; pero sentirlas al fin.



A lo largo de mi vida me han encantado muchas manos, las de mi madre, por ejemplo, me siguen cautivando hasta el día de hoy. Son suaves pero firmes a la vez, son delicadas y fuertes al mismo tiempo; por momentos me hacen sentir calidez y por otros algo de rigidez. Además de sentirlas, me encanta mirarlas en acción: cuando era niña recuerdo verlas trabajando ágilmente cuando con una mano utilizaba la calculadora sin mirar las teclas y con otra hablaba por teléfono; hoy se me viene más el recuerdo verlas por las noches en plena tarea de tejido a palito, dando signos de que ya quiere ser abuela, aunque esto no sea del todo consciente.

Otras manos que recuerdo mucho son las de mis ex compañeros. Nunca me he acercado a nadie sin haber inspeccionado atentamente sus manos, y la verdad, lo que más recuerdo de ellos son estas mismas.

Recuerdo que mi primer chico tenía unas manos pequeñas con dedos gruesitos y una piel muy suave. Al conocernos nuestras manos jugaron un papel muy importante ya que bastó un roce sutil para empezarnos a gustarnos en verdad. Compartíamos el mismo grupo de teatro en el colegio y entre ensayo y ensayo conversabamos mucho. Un día se canceló el ensayo y decidimos quedarnos a conversar, hacía frío, me prestó una pieza de su par de guantes, rozamos nuestras dos manos libres y eso bastó para mirarnos de manera diferente y flecharnos totalmente.

Hasta antes de conocer a mi segundo chico, siempre pensé que no soportaría unas manos duras y ásperas, pero con él fue todo lo contrario. Él solía tenerlas muy finas, pero el trabajo físico en el más feroz invierno, escenario en el que nos conocimos, hizo que poco a poco estas se fueran encalleciendo y maltratándose. Recuerdo que cuando llegaba por las noches me sorprendía entrando a hurtadillas y me abrazaba muy fuerte, todo él era la tibieza hecha persona, menos sus manos... estas seguían frías y duras debido al trabajo, y yo me desvivía por darles calor.

Mi última experiencia fue también peculiar. Creo que nunca se lo dije, pero de mis ex compañeros él fue el único que tenía las manos más grandes que las mías. Yo solía jugar con eso, colocaba mi mano con la palma extendida junto a la suya y me encantaba ver como finalmente mi mano enorme encajaba en la suya aún más gigante; yo lo asociaba a que por fin había encontrado a alguien que pudiera protegerme, en quien confiar y en quien descansar porque podría albergarme, pero finalmente no fue así.

Todo eso fue en el pasado... Hoy mi fijación por las manos continua y ando observando un par en especial. Estas manos tienen tantos detalles que me roban muchas miradas: sus dedos son medianos y delgados pero a la vez macizos, su palma es amplia y tersa, sus uñas no son ni redondas ni cuadradas más parecen pequeños óvalos atriangulados sin terminar de definirse lo que me hace pensar y repensar en qué calificativo ponerles y al mantener activa mi imaginación me hacen feliz, son las primeras manos de hombre que noto que, al igual que las de mi padre, tienen muy marcadas las venas, algo que siempre significó para mi fortaleza porque veo que por ellas circula gran cantidad de sangre que las hace estar vivas y apasionadas... Y lo mejor de todo es que desde que las he empezado a contemplar así siento cada día mayor seguridad en que siempre estarán ahí para mi.

*Esta canción es muy propicia, así me siento últimamente...
colgada en sus manos...